Gacetilla de una salida montañera «Jubimendi»

Gacetilla de una salida montañera «Jubimendi»

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Viene siendo normal que un día a la semana nos reunamos en la rotonda de los Olivos, objetivo, ni más ni menos, que una salida montañera.

El día había amanecido fresco y eso se notaba en el ambiente pero no así en el espíritu de este grupo de montañeros, por otra parte, muy dados a la aventura.

Nuestro guía y organizador, siempre dispuesto a llevarnos a buen puerto, había preparado una ruta que, en principio, iba a ser montañera, baja montaña, los cuerpos no están para altas cotas, pero muy interesante.

El cafelito en el punto de destino, algo habitual en estas salidas, esta vez no pudo ser y quedará ese regustillo marcado en la memoria, porque nada más llegar a Mendaza, iniciamos la ruta que nos adentraría en parajes de encinas, magnifica la famosa “Encina de la tres patas”, dicen que milenaria pero con total seguridad muy centenaria.

Ya en una pequeña cota, alcanzamos la Ermita de Santa Coloma, con buenas vistas. Proseguimos el camino a través de un bosque de encinas.

Hallamos una cima, sin señalizar, que según el GPS, era El Burillo y como no tenía nada que así lo indicase, apilamos unas cuantas piedras.

Continuamos la ruta que poco a poco nos conduciría, a través de una calzada medieval, hacía el punto álgido de la etapa, la cima de las “Dos hermanas” de 863,50 metros de altitud, desde la cual se puede disfrutar de unas vistas extraordinarias.

Allá en lontananza, divisamos una silueta arquitectónica que resultó ser la Basílica de San Gregorio Ostiense y sin dudarlo decidimos ir a visitarla después de comer.

El recorrido, aproximadamente de 11,5 Km., lo realizamos en 4 horas más o menos, incluyendo las correspondientes paradas para almorzar, hacer fotos y disfrutar del maravilloso paisaje que nos envolvía.

En el camping de Acedo, con reserva hecha, comimos un menú bastante aceptable y mejor precio.

Nuestro siguiente paso, ya pasado el momento deportivo, se convirtió en una opción cultural y como habíamos planeado, nos dirigimos hasta la Basílica de San Gregorio Ostiense, una de las maravillas arquitectónicas de Navarra, que no nos defraudo, y muy cerca se encuentra una formación rocosa cuya silueta simula la forma de un Mohai.

Pero como esto no era suficiente y para completar la extraordinaria jornada que disfrutamos, paramos en Los Arcos y después de refrescarnos el gaznate con un refrigerio en la plaza del pueblo, contactamos con el sacristán (hermano de un buen amigo nuestro), el cual nos hizo de guía privado en la espectacular iglesia de Los Arcos dándonos todo tipo de explicaciones y descripciones de lo allá construido.

En resumen, un día estupendo, aderezado con una magnífica compañía.

Todo lo aquí narrado, aconteció un día 29 de septiembre del año de Nuestro Señor de 2020

Saludos y hasta pronto.

Enrique

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